El caso es que me encanta. No tengo los pies bonitos, pero con las uñas pintadas son otra cosa. Así que llevar las uñas pintadas es una de las cosas que me podrían definir.
Y claro, como no podía ser menos, mi pequeña maiko* ha salido a mí en eso. No hay esmalte de uñas que se le resista y si es rosa...ni te cuento. Ni esmalte, ni sombra de ojos, ni colorete, ni lapiz de labios, y eso que acaba de cumplir 3 añitos. ¡Madre mía, miedo me da!
* [Una 'maiko' es una aprendiz de geisha;
esta palabra se compone de los kanji 舞 (mai) que significa "baile"
y 子 (ko) que significa "niña"].
El caso es que el otro día de compras descubrimos una cajita con cuatro colores superfresquitos para el verano y como además tenía un precio increíble, no nos pudimos resistir. Así que en cuanto llegamos a casa, nos pusimos con nuestra sesión de belleza y posterior sesión fotográfica.
La pequeña maiko se pintó las de los pies todas de rosa y las manos de colores y yo los pies de colores (las manos paso que después con el fregoteo y dale que te pego al teclado, siempre se me estropean y me da mucho coraje).
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